Compartiendo semillas:  Lecciones y aprendizajes

 

 

EDITORIAL

 

 

Las mayores enseñanzas, lecciones y aprendizajes en principios y valores universales (Justicia, verdad, honestidad, coherencia, responsabilidad, fortaleza, compromiso, sana diversión, servicio, etc.) las hemos aprendido en el seno de la familia, en las relaciones interpersonales e interinstitucionales, a partir de lecturas de reflexión, libros, películas, etc. Al respecto, en la edición anterior se compartió pasajes de la película “Lección de honor” (2012), y esta vez nos gustaría compartir la reflexión “Compartiendo semillas” (2017), una lectura adaptada por Mariano Beltrán y revisada por Cynthya Ayala, cofundador y cofundadora de la ACS Communicare, respectivamente. “La leí en la etapa adolescente; actualmente, no logro encontrar aquella primera lectura, ni en el Internet. Me hubiera gustado compartirla en su versión original porque expresa la naturaleza de la Asociación de Comunicadores Sociales COMMUNICARE, ¡Compartir!” (Beltrán, 2017). Lectura de reflexión que precisamente nos motiva a compartir todo lo poquito que conocemos sobre las Ciencias de la Comunicación, sea como objeto de estudio y/o disciplina, al igual que sus aportes a favor del desarrollo humano, social y sostenible, al fortalecimiento de la democracia y ejercicio de ciudadanía, al desarrollo integral de las regiones y consecuentemente del país; asimismo, sus aportes en la identidad y reputación corporativa, en el campo político, etc.

 

Compartiendo semillas (*)

Existe una pareja de jóvenes dedicados al cultivo del trigo y que continuamente ganan el concurso de la feria al mejor producto de la región. Este año no sería la excepción. Esas premiaciones contínuas no sólo llamaban la atención de las comunidades lejanas sino además despertaron la curiosidad en algunas personas, especialmente en las y los periodistas —y por ahí en algún comunicador/a social—. La mayoría quería conocer cuál era el secreto de la pareja de jóvenes para una buena cosecha.

 

Esa tarde, finalizada la premiación, la pareja de jóvenes confesó a la prensa visitante su éxito del porque año tras año ganan el concurso de la feria. El éxito se debía a que durante las campañas de siembra compartían a las vecinas y vecinos de la comunidad y comunidades aledañas las mejores semillas, y no sólo ello, compartían también sus conocimientos, experiencias y aprendizajes sobre el cultivo.

 

Extrañada por la respuesta la prensa hizo otra pregunta:

 

— Nos gustaría saber ¿Por qué compartir la mejor semilla, y por qué compartir también vuestros conocimientos, experiencias y aprendizajes con las vecinas y los vecinos… si ellos también participan en el mismo concurso de la feria?

 

La pareja de jóvenes se dirigieron una dulce mirada. Esta vez la joven campesina tomó la palabra para absolver la inquietud:

 

— Comprendemos vuestra inquietud. Las semillas y los conocimientos las hemos heredado de nuestros padres y nuestras madres. La mejora de las semillas es el producto de décadas de trabajo en tierras y situaciones climáticas adversas. Nos enseñaron y aprendimos que el viento es la que se encarga de llevar el polen del trigo maduro de una siembra a otra. Si nuestras vecinas y vecinos cultivaran una semilla de menor calidad éstas afectarían a las nuestras en el proceso de polinización.

 

El joven campesino complementó la respuesta:

 

— Si vamos a sembrar un buen trigo necesitamos que nuestras vecinas y vecinos también siembren una buena semilla, y si no la tienen, estamos dispuestos a compartirla, y ellos a su vez a las demás vecinas y vecinos. Asimismo, vivir en comunidad significa también compartir las mejores semillas, compartir nuestros conocimientos, experiencias y aprendizajes, y aprender también de los demás.

 

¡Para cosechar un buen trigo es necesario compartir con la comunidad las mejores semillas!

 

(*) Adaptación a partir de la reflexión central de una lectura en la adolescencia.

 

Contenido > Revista Communicare Año 02 / Nro. 05 (Enero - Marzo, 2017)