Comunicación participativa para un clima escolar saludable

 

Por Cynthya Ayala Aybar

Boletín Communicare Año 03/No. 11│PDF

 

En las escuelas uno de los factores para lograr aprendizajes significativos de las niñas, los niños y adolescentes es el clima escolar saludable o la convivencia sin violencia; sin embargo, a nivel nacional unos de los problemas identificados en las escuelas es la violencia escolar que se manifiesta de docente a docente, de docente a estudiante y de estudiante a estudiante en los ambientes de una institución educativa. Si la violencia de estudiante a estudiante es reiterativa e intencional se denomina bullying. Por lo expuesto, es importante que las autoridades educativas, directores y docentes identifiquen cómo influye la violencia escolar en los logros de aprendizajes de los estudiantes de educación básica. Al respecto, este ensayo propone que la violencia escolar se debe enfrentar desde los propios actores de la escuela, a través de una comunicación que reconozca a las personas como sujetos de comunicación. Para ello, se iniciará definiendo la violencia escolar, la diferencia con el bullying y su relación con los logros de aprendizaje, tipos de violencia; asimismo, se alcanzará algunas propuestas para abordar el problema desde la escuela, entre ellos, la comunicación.

 

La violencia escolar es aquella  agresión que se produce en las relaciones propias de la comunidad educativa y en el ejercicio de los roles de los padres, estudiantes, docentes y directivos. Este es el resultado de mecanismos institucionales que constituyen prácticas violentas, comportamientos agresivos aprendidos y, por lo tanto, modificables en los espacios  de la escuela (UNICEF, 2011; Román y Murillo, 2011; Paz Escolar, 2014).

 

En nuestro país los logros de aprendizaje son considerados como sistemas que tiene como objetivo obtener información sobre el rendimiento de los estudiantes (MINEDU, 2011). Por lo tanto el rendimiento es entendido como el nivel de conocimiento, así como la voluntad de los estudiantes en el trabajo escolar o a sus capacidades o aptitudes de tipo intelectual, esto está sujeto a niveles aptitudinales y de motivación adecuados (Gonzales, 2003). En América Latina y El Caribe uno de los problemas más graves es la violencia entre pares; por lo tanto los estudiantes que sufrieron violencia de sus compañeros tienen bajos desempeños en lectura y matemáticas con respecto a aquellos no lo experimentaron; además en las aulas los estudiantes que sufrieron violencia física y verbal muestran los peores desempeños que en las aulas con menor violencia (Román y Murillo, 2011). La violencia  escolar  impide realizar procesos de aprendizaje en los estudiantes. En este proceso es importante el rol del maestro así como la actitud de los estudiantes en recibir con motivación e interés ese aprendizaje (Morales, 2009).

 

La violencia escolar  puede provocar daño físico, psicológico o social. La violencia física es aquella que deja marcas en el cuerpo producto de los golpes, está relacionada con el castigo y el dolor, se ejerce la fuerza física para causar daño. La violencia psicológica  no deja rastros físicos se ejerce mediante insultos, gritos, humillaciones en público, castigos, etc. que conducen sistemáticamente a la depresión y luego al suicidio. Este tipo de violencia daña  la autoestima  y la autoimagen personal (Valdivieso, 2009). Además se considera como un tipo de violencia escolar al bullying. El bullying está referida a las agresiones físicas, psicológicas, sexuales, verbales y/o virtuales entre escolares que ocurren de manera intencional y sistemática (Paz Escolar, 2014).

 

Para el Sistema Especializado contra la Violencia Escolar (citado por UNIVERSIA, 2014) en nuestro país cada día unos 30 niños, niñas y adolescentes  sufren de violencia escolar, sea física, psicológica o verbal. Al respecto una de las regiones con mayor incidencia de violencia escolar es la región de Ayacucho. Según el reporte de la  Oficina Defensorial de Ayacucho (2014) el 47% estudiantes de instituciones educativas públicas del distrito de San Juan Bautista y Ayacucho fueron víctimas de bullying. 

 

Por lo expuesto, según el Ministerio de Educación (ECE, 2013), este problema de violencia escolar afectaría el logro de los aprendizajes de los niños y niñas, ejemplo de ello es que sólo 25 de 100 niños  y niñas de segundo grado resuelven problemas de matemáticas y 35 de  100 logran comprender lo que leen.

 

Existen diversos factores para esos resultados desalentadores, uno de ello es el inadecuado clima escolar, en la cual predomina la agresión, el abuso de poder, la discriminación, el autoritarismo, etc. que hacen que los procesos de aprendizaje no sean significativos.

 

Para resolver el problema de violencia escolar se propone una intervención desde los siguientes frentes. Desde las políticas públicas a través de la implementación de la Ley 29719, que establece un conjunto de acciones como la implementación de un Libro de registro de incidencias que recoge de manera confidencial acontecimiento de violencia escolar y la elaboración participativa de un plan de convivencia democrática.

 

Desde el componente comunicacional, las diferentes acciones de las políticas públicas deben implementarse con el enfoque de Comunicación para el desarrollo, aquella comunicación que reconoce a las personas como sujetos de comunicación. Donde la comunicación es concebida como un proceso de diálogo  que facilita la participación ciudadana, una garantía para un desarrollo humano sostenible, cultural y tecnológicamente apropiado (Gumucio, 2004). Un proceso de interacción social democrática para compartir experiencias bajo condiciones de acceso libre e igualitario, diálogo y participación (Beltrán, 1979). Un proceso social basado en el diálogo y la participación democrática, articulador de encuentros y procesos de diálogo, a través del cual es posible generar confianza, disensos y consensos, intercambiar conocimientos y capacidades, construir procesos políticos, debatir, aprender y planear acciones de cambio para promover el desarrollo humano (Ayala, 2014).

 

Promover un clima escolar saludable es responsabilidad de la comunidad educativa y sociedad en general. Pese a los esfuerzos del Estado, las políticas públicas son insuficientes, más aún cuando se implementan unilateralmente. Por lo tanto es vital la implementación de una política de comunicación  como proceso de diálogo, que contribuya a generar un clima de respeto y buen trato entre miembros de la comunidad educativa y que sean partícipes de la resolución de los problemas, factor importante para mejorar los logros de aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes. Es decir una comunicación que reconozca a los niños, niñas y adolescentes sujetos de comunicación, que genere espacios de confianza para que expresen sus opiniones, que acoja con respeto sus aciertos y desaciertos, que le haga sentir valioso, que le motive a participar y proponer, que le permita una reflexión crítica de sus acciones, que fortalezca su autonomía y la capacidad de resiliencia y les permita ver en cada aprendizaje una lección de vida que puede ser útil en su proceso de aprendizaje.

 

REFERENCIAS:

AYALA, Cynthya (2014). La Comunicación para el desarrollo en el Plan de Incidencia Política y Programa Mi Comunidad implementado por el CRAJPEA durante los años 2011 y 2012 en la ciudad de Ayacucho. Tesis de licenciatura en Ciencias de la Comunicación. Perú: Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga. Escuela de Formación Profesional de Ciencias de la Comunicación.

 

UNICEF (2011). Clima, conflicto y violencia escolar. Argentina. Consulta: 19 de julio de 2015, <http://www.unicef.org/argentina/spanish/clima_conflicto_violencia_escuelas.pdf>

 

ROMÁN  Marcela y MURILLO Javier (2011). “América Latina: violencia entre estudiantes y desempeño escolar”. Revista Cepal, No.104, agosto 2011. España. Consulta: 19 de julio de 2015, < http://www.cepal.org/publicaciones/xml/3/44073/rve104romanmurillo.pdf>

 

PAZ ESCOLAR (2014). Por un Perú sin violencia. Consulta: 19 de julio. < http://drelp.gob.pe/documentos_2014/comunicados/EstrategiaPazEscolar.pdf >

 

MINEDU (2011). Programa estratégico logros de aprendizaje al finalizar el III ciclo de educación básica regular. Consulta: 19 de julio de 2015, < file:///C:/Users/ADMIN/Downloads/pela_27102011%20(1).pdf>

 

GONZALES, Javier (2003). Indicadores del rendimiento escolar: relaciones ente pruebas objetivas y calificaciones. Consulta: 19 de julio de 2015, <http://www.mecd.gob.es/dctm/revista-de-educacion/articulosre287/re28702.pdf?documentId=0901e72b813c2ff8>

 

MORALES, Sheila (2009). Como afecta la violencia en el proceso de aprendizaje. Consulta: 19 de julio de 2015, <http://www.academia.edu/9675827/Como_Afecta_la_Violencia_en_el_Proceso_de_Aprendizaje_2009_>

 

VALDIVIESO, Pablo (2009). Violencia y relaciones intergrupales. Sus prácticas y significados en las escuelas secundarias de la comuna de Peñalolen en Santiago de Chile. Tesis doctoral. Universidad de Granada, Facultad de Psicología. Consulta: 19 de julio de 2015, <http://www.ugr.es/~erivera/PaginaDocencia/Posgrado/Documentos/ValdiviesoPablo.pd>

 

UNIVERSIA (2014). Perú entre los países con más casos de bullying en Latinoamérica. Consulta 19 de julio de 2015, <http://noticias.universia.edu.pe/actualidad/noticia/2014/05/22/1097209/peru-paises-casos-bullying-latinoamerica.html>

 

MINEDU (2015). Evaluación Censal de Estudiantes [diapositivas de Power Point]. 

 

GUMUCIO, Alfonso (2004). El cuarto mosquetero: La comunicación para el cambio social. Consulta 19 de julio de 2015, <http://ciruelo.uninorte.edu.co/pdf/invest_desarrollo/12-1/el_cuarto_mosquetero.pdf>

 

OFICINA DEFENSORIAL DE AYACUCHO (2014). Informe sobre   resultados de la campaña antibullying. INFORME Nº 004-2014-DP-OD-AYAC/MCR.2014.

 

Contenido > Boletín Communicare Año 03 / Nro. 11 (Julio - Setiembre, 2015)