De piedras, palos y botellas: Aportes de la Comunicación para el desarrollo en la resolución de conflictos mineros en el país (II)

Por Evelyn Rosario Loayza Vargas

Boletín Communicare Año 02/No. 08

 

2. Los comunicadores para el desarrollo: ¿Qué son?

Ahora bien, todo el análisis previo [sobre la Comunicación para el desarrollo en la gestión de los recursos naturales] me lleva a plantear la siguiente pregunta: ¿Qué es la comunicación para el desarrollo? Calma mi estimado lector, debo responder a dicha pregunta si quiero llegar a ver cuán bueno o malo puede ser la aplicación de dicha materia en el entorno anteriormente descrito. Como estudiante de comunicación para el desarrollo estoy expuesta cotidianamente a responder esta pregunta y casi siempre no doy con la respuesta más acertada, por lo que esta vez intentaré realizarla adecuadamente.

 

Primero algo de historia sobre la Comunicación para el desarrollo

La comunicación para el desarrollo nació en un primer momento como un concepto. Una de las aproximaciones más antiguas sobre este concepto fue dada por Juan F. Jaminas en el año 1975. Este autor indicó que son 3 las ideas principales de la "filosofía emergente" de la Comunicación para el Desarrollo. La primera consiste en que está al servicio de casi la totalidad de personas de una sociedad, la segunda es que se da dentro de un contexto de desarrollo en el cual brinda un valor positivo al tema que busca comunicar y, por último, es evaluada a través de sus resultados ya no según el inventario de actividades comunicacionales que realiza.

 

Otra aproximación nos la brinda Neville Jayaweera (1987) quien expone que la invisibilidad del desarrollo, los dilemas y paradojas del desarrollo son los temas recurrentes del debate de la comunicación para el desarrollo, y son estos ámbitos los que necesitan un profundo análisis llevado a cabo por separado para así poder conocer realmente la perspectiva de la comunicación para el desarrollo.

 

Luego de estos teóricos de la comunicación para el desarrollo aparecieron las aproximaciones de Juan Díaz Bordenave que se caracterizaron por ser más “prácticas” pues fue él quien afirmó que la comunicación para el desarrollo funciona en tres ámbitos diferentes dentro del nuevo paradigma autogestionario y participativo, en el que actualmente la comunicación para el desarrollo se desenvuelve.

 

Primero, funciona como facilitador del diálogo entre los miembros de la comunidad; esto a través de 4 formas: colaborando con la elaboración de un diagnóstico participativo de las situaciones-problema e incluyendo a la población en la presentación de los problemas identificados en su comunidad, estimulando la reflexión comunitaria y la priorización de los problemas, favoreciendo el intercambio de ideas y experiencias entre comunidades distantes y apoyando la organización de la comunidad para la solución de problemas.

 

Segundo, la comunicación para el desarrollo fortalece la capacidad de las comunidades de difundir sus aspiraciones, necesidades y problemas a las autoridades y a la sociedad como una sola unidad; esto lo logra brindando información a la comunidad en lo que respecta a los servicios existentes y cómo acceder a ellos, capacitando a los miembros de las comunidades en el uso de los medios de comunicación para informar a las autoridades y publico de las necesidades y apoyando las reivindicaciones de las comunidades ayudando a que obtengan legitimación y apoyo de las autoridades.

 

Tercero, el aporte de la comunicación para el desarrollo consiste en que esta promueve que las instituciones oficiales y privadas utilicen adecuadamente la comunicación en sus relaciones con las comunidades.

 

Una definición que complementa esta idea es la que nos brinda Rosa María Alfaro(2006) quien describe a la comunicación para el desarrollo (CPD) como la corriente que promueve procesos comunicativos con capacidad de originar resultados pero con propuestas de desarrollo social en donde los ámbitos del facilitador y beneficiario estén constantemente transgrediéndose.

 

Además de todo lo mencionado, la CPD valora el conocimiento local entendiendo la necesidad de respetar la organización tradicional de las poblaciones y la necesidad también de fortalecerlas para así poder contar con un interlocutor que sea válido para los demás actores y a su vez sea representativo (Gumucio).

 

Nosotros, los comunicadores para el desarrollo, concebimos a la comunicación como un intercambio, como un proceso que está en constante movimiento que a su paso va configurando concepciones del desarrollo. Además, somos profesionales conscientes de la integralidad de la comunicación, es decir, conocemos el ámbito educativo (cambio de acciones/percepciones en los sujetos), comunicativo (cambio en las relaciones llevadas a cabo por los sujetos) y político (cambio en la forma de toma de decisiones de los sujetos) de la comunicación. Esto nos permite ser mediadores sociales que promueven interacciones para mejorar la convivencia y/o entablar el diálogo y/o establecer acuerdos.

 

Toda la teoría y descripción de la comunicación para el desarrollo hace que esta se vea un poco idealista, o peor aún poco práctica en el sentido de que no se establecen medios a través del cual realizaríamos lo que decimos. Para no dejar esta impresión debe saberse que algunos medios por el cual la comunicación para el desarrollo se ejecuta son tan variados y diversos como las intervenciones comunicacionales, las estrategias de comunicación, los proyectos de desarrollo, las radios comunitarias, entre otros.

 

3. Y todo esto… ¿para qué?

Es una buena pregunta. Si bien tenemos, analíticamente hablando, a la minería de un lado y del otro a los conflictos. ¿Cuál sería el aporte de la comunicación para el desarrollo? Ya hemos mencionado sus pautas e instrumentos más importantes, pero ¿qué tiene de trascendente? Es en este punto que retomamos la paradoja del Estado Peruano, quien, como ya hemos expuesto previamente, mantiene dos modelos de desarrollo incorporados frente a la minería y, adicionalmente, no comparte la percepción de la población frente a esta sino que se identifica con la que proviene de las empresas calificando así a sus comunidades como incapaces de aprovechar sus propios recursos. Considero que son estos desencuentros en las percepciones los que impiden al Estado cumplir con su función de establecer condiciones previas para que las relaciones entre empresa y comunidades se establezcan de la mejor manera posible previniendo así cualquier tipo de conflicto social.

 

Para poder establecer estas condiciones previas el Estado debería, en primer lugar, legitimizar las visiones de desarrollo de sus comunidades y, luego, configurar una visión que le permita acercarse de igual manera a los pobladores y a las empresas sin tener sesgos frente uno u otro. Asimismo, debería ser capaz de ser un mediador que propicie el diálogo para así lograr que entre empresas y comunidades se establezcan acuerdos en pos de promover un desarrollo en conjunto.

 

En segundo lugar, el Estado debería modificar su forma de intervención en los conflictos sociales; si bien actualmente el Estado está atento a los conflictos socio ambientales y los estudia a través de instituciones como la Defensoría del Pueblo, no es consciente de las diferencias que existen entre él y las comunidades en cuanto a la carga cultural. En consecuencia, mantiene una forma unidireccional de intervención que excluye formas participativas que propicien la formación de ciudadanos y ciudadanas.

Ambas condiciones podrían ser alcanzadas a través de la comunicación para el desarrollo pues esta, mediante sus diferentes herramientas, promueve el encuentro entre actores distintos con el fin de establecer un diálogo y concretar acuerdos.

 

Ahora bien, si contamos con esta especialidad capaz de acortar distancias entre los actores y propiciar así que la minería sea un ambiente más estable en su dimensión social, ¿por qué no se ha utilizado? A mi parecer esto se debe a que el problema ha sido abordado solamente por dos de los tres actores, es decir, por la empresa, a través de sus relaciones comunitarias y por las ong´s, cuya principal labor es trabajar con las poblaciones para propiciar su empoderamiento frente a las empresas mineras. El Estado, por su parte, ha venido siendo pasivo frente a esta problemática evadiendo así su rol como mediador frente a la problemática, y, más bien, centrándose en un rol más bien regulador cuyo desenvolvimiento deja mucho que desear, cabe recordar el caso de Conga.

 

Conclusión

En conclusión, la comunicación para el desarrollo tiene elementos claves que aportar a la resolución de conflictos socio ambientales, sobre todo si rescatamos pautas como la de configurar una idea de desarrollo con la población, que funciona como facilitador del diálogo, estimula la reflexión comunitaria, fortalece la capacidad de las comunidades de difundir sus aspiraciones, necesidades y problemas, promueve que las instituciones oficiales y privadas utilicen adecuadamente la comunicación en sus relaciones con las comunidades, y, por último, brinda la oportunidad de un encuentro entre facilitador y beneficiario pues el rol entre ellos en la comunicación para el desarrollo se transgrede.

 

No obstante, la comunicación para el desarrollo no resolverá mágicamente todos los problemas que, como mencionamos al inicio, son diversos y complejos. Las limitaciones que presenta la comunicación para el desarrollo no están circunscritas en los ámbitos que aborda, como la comunicación, sino, más bien, en los que ella no tiene injerencia. La CPD al tener como principal componente a la comunicación no tiene la capacidad de abarcar otras dimensiones del conflicto, como por ejemplo, la dimensión económica o legal. Es por ello que enfatizo que no somos los únicos que podríamos encargarnos de solucionar los conflictos socio ambientales, sino más bien, propongo que estos sean abordados desde una perspectiva multidisciplinaria en la cual sean incorporadas las miradas de diferentes profesiones con el fin de afrontar a los conflictos desde distintos ángulos y así obtener un mayor porcentaje de éxito en las estrategias que se vayan a realizar. No obstante no seamos lo únicos llamados a intervenir, considero nuestros aportes son decisivos. Por ello una mayor atención a nuestra realidad, nacional y profesional, será decisiva si buscamos una verdadera construcción de ciudadanía y bienestar.

 

Bibliografía:

Alfaro, R. M. (2006). Sin comunicación no hay desarrollo. Lima: Asociación de comunicadores sociales Calandria.

 

F.Jaminas, J. (1975). Extracto de la filosofía de la comunicación para el desarrollo. Compendio de Comunicación para el Cambio Social.

 

Jayyaweera, N. (1987). Replantear la Comunicación para el desarrollo: una perspectiva holística. Compendio de Comunicación para el cambio social. Yaguas, J. A. (2011). ¿Minería sin fronteras?: Conflictos y desarrollo en regiones mineras del Perú. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.

 

http://www.americatv.com.pe/noticias/actualidad/que-consiste-paquete-medidas-reactivacion-economica-n144049, visitado el 2 de Setiembre del 2014 a la 1:00 a.m.

 

http://www.muqui.org/index.php/introduccion-2013, visitado el 2 de Setiembre del 2014 a las 2:00 a.m.

 

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