Por César Mariano Beltrán Gutiérrez
Boletín Communicare Año 02/No. 07
Para quienes hemos prestado servicios, tanto en una institución pública o privada, somos testigos de excepción de la estructura clásica de una organización tradicional, que lamentablemente se encuentra vigente en muchas organizaciones, especialmente en algunas instancias del Estado.
Perspectiva histórica
Una organización vertical y autoritaria de la época de la industrialización que ha impregnado su carácter a las comunicaciones -según ellos comunicación-, y que ha sido validada por los enfoques teóricos de los Mass media a partir de la Segunda Guerra Mundial, para mejorar la organización del trabajo, la coordinación de tareas, las ‘relaciones interpersonales’, la eficiencia, etc. a partir de una comunicación vertical, el control y la toma de decisiones en función de reglas, recompensas, entre otros, hacia una mayor productividad a favor de los dueños del capital.
A un siglo del nacimiento de la Teoría Humanística (1930), enfocado en las relaciones humanas interpersonales de los miembros de una organización y medio siglo de la Teoría Contingente y la Teoría de Sistemas Abiertos, centrado en las respuestas y la adaptación y la interdependencia con el entorno, son pocas las organizaciones –las administraciones– que reconocen el valor de la comunicación interna y externa, y que la vienen implementando tímidamente para no perder la 'autoridad' del pensamiento clásico. Algunas se han animado a contar con una Unidad de Comunicación, que reconoce la importancia de la comunicación en la cultura de una organización.
No basta una placa de DIRCOM
Sin embargo, no basta entender y practicar la comunicación como proceso de diálogo, horizontal y participativo por parte de los miembros de la organización y directivos, colocar una placa en la puerta de “Dirección de Comunicación Institucional o Corporativa”, atender las necesidades y motivaciones, la identidad y la pertenencia, y demás necesidades sociales, sino de cambios significativos en la organización.
DIRCOM en acción
El primer paso le corresponde al DIRCOM. Exponer al directivo principal o directorio de la organización un plan preliminar de acciones oportunas y pertinentes que contribuirán al liderazgo en el rubro de la organización. Aprobada la propuesta, iniciar con los siguientes pasos. Realizar un diagnóstico participativo, analizar aquellos factores que favorecen y obstaculizan el funcionamiento de la organización, intervenciones y posibilidades de cambio en el funcionamiento, estructura, cultura y comportamiento organizacional para promover una política de administración participativa y democrática.
El proceso implica realizar un estudio de la estructura de la organización: organigrama, procedimientos, flujos de información, condiciones de trabajo y seguridad, etc. Un estudio de las estrategias de la organización para determinar la pertinencia y coherencia, conocimiento de las políticas y directrices generales por los miembros de la organización, etc. Estudios de la cultura organizacional de la organización, historia, sistema de valores, costumbres, estilos de administración, etc. Y un estudio de los comportamientos individuales y colectivos, relaciones interpersonales, grado de desempeño y compromiso de los miembros y directivos de la organización.
Responsabilidades y compromisos
Culminado esta etapa los miembros y directivos de la organización deben asumir responsabilidades y compromisos para renovar la naturaleza de la cultura organizacional, orientado al logro de los objetivos de la organización.
Por lo tanto, esto será posible gestionando y evaluando con pertinencia y propiedad los procesos de la comunicación y la administración en una organización.
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