Marketing político

 

Por César Mariano Beltrán Gutiérrez

Boletín Communicare Año 02/No. 06

 

Al pasado pertenecen y deberían pertenecer aquellas campañas que se limitan a la improvisación, al ‘conocimiento’ intuitivo y subvaloración a la capacidad de análisis del electorado, al trabajo sobre la supuesta elocuencia y simpatía del ‘candidato-buen vecino’ y el uso de los medios masivos –sea a través de alianzas o compra de las líneas editoriales– para la emisión de propagandas y repetición automática e incoherente de promesas demagógicas; sin embargo, en la actualidad estas prácticas se repiten.

 

Basta con monitorear los medios masivos (prensa, radio, televisión, etc.), asistir a las movilizaciones o mítines ‘multitudinarias’ para darse cuenta que los candidatos y jefes de campaña no sólo muestran un desconocimiento de las estrategias de comunicación política, sino además subvaloran la dignidad humana, actúan de espaldas a la realidad social, económica, cultural, etc., con el único propósito de satisfacer sus intereses personales o de grupos en perjuicio del desarrollo integral de la región, provincia o distrito, y del país.

 

Una de estas estrategias a tomar en cuenta por los candidatos y jefes de campaña es el Marketing político. Su conocimiento permite mantener el control conceptual, estratégico y operativo de la campaña y tomar las decisiones oportunas y pertinentes durante el proceso de implementación.

 

En un marco electoral, el Marketing político es una disciplina estratégica que consiste en identificar y atender las demandas sociales y políticas del electorado heterogéneo, con realidades y necesidades diferentes; en desarrollar y fortalecer la capacidad política y la presentación e imagen del candidato; en analizar la historia del proceso electoral, etc.

 

Recurre a un conjunto de métodos y técnicas para gestionar las campañas políticas a través de la investigación, planificación y gestión de los procesos de comunicación durante el proceso electoral, teniendo como base las demandas sociales, la identidad histórica e ideológica de los partidos y movimientos políticos en el marco de los Derechos Humanos.

 

Para ello, parte del conocimiento del electorado, de la realidad local, regional y nacional y del diagnóstico socio-político del proceso electoral mediante el análisis de los antecedentes electorales, la información recabada a través de técnicas cualitativas y cuantitativas e interpretación de los resultados de los componentes operativos: el candidato, el equipo de campaña, los electores, la competencia, el proceso electoral, la estrategia política y de comunicación, medios masivos y líderes de opinión, el debate, entre otros componentes.

 

Quien asuma la candidatura, en esta oportunidad de una presidencia regional o alcaldía municipal, debe ser un ciudadano o ciudadana que ha venido y viene participando en el desarrollo integral de su región, provincia, distrito o comunidad. Una persona con principios y valores, respetuoso de los Derechos Humanos y la Naturaleza, respetuoso de la libre determinación de los pueblos y demás cualidades humanas.

 

De lo contrario, se estará promoviendo a un candidato con el único interés de saquear los millones de soles para su beneficio personal o grupo político en perjuicio de la educación, la salud, los derechos humanos, etc. de millones de niños y niñas con anemia y desnutrición crónica aguda; de la dotación de servicios básicos de agua y desagüe para mejorar la calidad de vida de las miles de comunidades; de investigaciones e implementación de políticas públicas para promover la diversificación productiva, como estudios de mercado, adquisición o desarrollo de tecnología para mejorar la productividad de la agricultura, la pesca, la industria, etc.

 

Por lo tanto, es responsabilidad de los partidos, movimientos o alianzas políticas la elección y designación transparente de un candidato honesto, así como garantizar la inscripción ante la instancia electoral. Al equipo de campaña le corresponde identificar y comunicar esas cualidades personales y profesionales, su participación y actuación como vecino a favor del desarrollo integral de la comunidad, su relación con la identidad histórica e ideológica del partido o movimiento político; analizar conjuntamente con el candidato las demandas del electorado –interesados y desinteresados de la política– a favor del bienestar social; comunicar el proyecto político y el plan de gobierno; entre otros.

 

El equipo de campaña es el conjunto de profesionales y/o técnicos, con experiencia en investigación cuantitativa y cualitativa,  integrado por un director de campaña y asesores multidisciplinarios para gestionar, controlar y evaluar el plan y la implementación de las estrategias, tomar decisiones oportunas y pertinentes, etc.

 

El electorado es un grupo de personas heterogéneas con derecho a voto y que tienen la oportunidad de expresar su voluntad –a través del voto– para la elección de una autoridad o representantes políticos. Para conocer las características demográficas, sociales y económicas de la población se puede recurrir al INEI, al análisis estadístico de datos disponibles, las encuestas de opinión, notas y artículos de prensa, etc., previa segmentación de la población electoral, conocimiento del grado de instrucción, demandas, etc.

 

Un aspecto a tomar en cuenta, entre otros, es la actitud política del electorado. Por ejemplo, conocer cómo piensa, la actitud positiva o negativa hacia el cambio, etc. Prestar atención a los electores ‘manipulables’, entre ellos, los jóvenes y la población electoral de las regiones en pobreza y extrema pobreza.

 

Al respecto, como antecedente referencial de las últimas elecciones presidenciales y municipales, los candidatos ha recurrido a géneros musicales juveniles e hicieron uso y abuso de los programas sociales, donaciones de cocinas y balones de gas, construcción de lozas deportivas, etc. para buscar la adhesión de una población juvenil indiferente al desarrollo integral y bienestar social o para comprar los votos de una población vulnerable en pobreza y extrema pobreza, subvalorando la dignidad humana.

 

La competencia u opositores son los otros candidatos, partidos, movimientos o alianzas políticas que participan del proceso electoral. Al igual que los electores, el conocimiento de la competencia es vital. Las acciones de los adversarios pueden afectar significativamente el contexto, por lo tanto, ameritará tomar acciones inmediatas, como continuar o realizar reajustes a las estrategias.

 

El proceso electoral es el periodo durante el cual se desarrollan las acciones para la elección de los candidatos. No basta conocer la fecha del cierre de inscripción de los candidatos, el día del sufragio electoral, etc. También es importante el conocimiento y manejo de tiempos de la precampaña, campaña y post campaña; asimismo, conocimiento de las etapas del proceso electoral: inicio, mantenimiento y cierre de la campaña electoral.

 

Para diseñar las estrategias se debe tener en cuenta los objetivos de la campaña, los objetivos específicos de las estrategias, el público objetivo y líderes de opinión, el posicionamiento diferencial, etc. sin descuidar la línea ideológica humanista del partido o movimiento político para una redacción homogénea y coherente con el discurso político.

 

Asimismo, definir estratégicamente los ejes temáticos, estructurales y coyunturales pertinentes para cada segmento sobre la base del diagnóstico socio-político del contexto y entorno.

 

Los medios masivos o medios de ‘comunicación’ masiva (público masivo) vienen a ser la prensa, la radio, la televisión, etc., así como las nuevas tecnologías de comunicación e información (NTIC); mientras que los ‘líderes de opinión’ son personas, individuos u organizaciones que tienen la capacidad de ejercer influencia sobre las actitudes o la conducta del electorado.

En esta época electoral aparecen y reaparecen revistas, diarios, programas radiales y televisivos, etc. de parte de interesados en impulsar candidaturas, o alianzas oportunistas con los propietarios de los medios masivos para visibilizar a sus candidatos y atacar a la competencia.

 

Para gestionar el uso de los medios masivos se necesita contar con información valiosa como el consumo de medios masivos, sobre los electores, etc.

 

Al respecto, es importante identificar aquellos medios masivos, periodistas y comunicadores sociales interesados en el desarrollo integral de la región o provincias, y que la población reconoce  por el tratamiento objetivo e imparcial de la información, para establecer y mantener una comunicación con la audiencia objetiva de los medios o programas de información y entretenimiento.

 

Además del conocimiento del funcionamiento y protagonismo coyuntural de los medios masivos, preferencias, horarios, costos, conocimiento de los líderes de opinión que afectan la opinión pública del electorado, gestionar con eficacia y eficiencia los recursos y concentrar la atención en aquel segmento que determinarán los resultados de las elecciones.

 

Asimismo, prestar atención de aquellos líderes de opinión, particularmente de quienes están a cargo de programas mediáticos. Estas personas ejercen una fuerte influencia en su audiencia en consecuencia podrían influir sobre la emisión de votos. Igual atención merecen los líderes políticos, representantes empresariales, líderes sociales, dirigente sindical, etc.

 

El debate de los candidatos es un espacio estratégico de comunicación en sí que debe ser bien aprovechado por el candidato, equipo de campaña, militantes, simpatizantes, etc.

 

Por lo tanto, merece también una especial atención para que durante los primeros cinco minutos y siguientes se expongan y fundamenten las propuestas políticas que resolverán los problemas de la sociedad, mejorarán la calidad de vida de las familias y atenderán las demandas de la población e instituciones. Ello significa, previamente redefinir los ejes de debate y actualizar los fundamentos de las propuestas políticas del candidato y partido o movimiento político, sin descuidar el componente ideológico, programático o la personalidad del candidato.

 

Asimismo, será una oportunidad para evaluar la implementación de las estrategias y acciones del equipo de campaña; actuación y desempeño del candidato; adhesión de simpatizantes, medios masivos, líderes de opinión, etc.; entre otros aspectos.

 

Finalmente, la hora de la verdad… un buen Marketing político no es determinante para el éxito. Existen muchos factores; sin embargo, una mala campaña, sin las bases del Marketing político, sí puede afectar negativamente la campaña y por lo tanto la elección del oponente.

 

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