Del vínculo emocional e intelectual al muro de las lamentaciones (I)

 

Por César Mariano Beltrán Gutiérrez

Boletín Communicare Año 01/No. 03

 

 

Apartir de una consultoría para la producción de una radiorevista y la naturaleza de comunicación entre los adolescentes y jóvenes llevo más de un año haciendo uso del Facebook. Esta breve experiencia me ha motivado a gestionar una de las plataformas sociales de una organización para socializar experiencias, aprendizajes, conocimientos y opiniones sobre los aportes de la comunicación; asimismo, generar discusión y debate para enriquecer las intervenciones de los proyectos orientados al desarrollo humano, social y sostenible.

 

Si bien en la primera experiencia la plataforma nos permitía establecer una comunicación y evaluar el nivel de audiencia, también nos permitía –al equipo de producción radial– estar informados sobre las actividades afines al proyecto y nos facilitaba realizar las coordinaciones correspondientes.

 

Sin embargo, la naturaleza de los objetivos de la organización complicaba el logro de las metas de la administración de la plataforma. No obstante, me permitió identificar aquellos factores que limitaban la interacción y/o dinamización del contenido, usos del Facebook y conocer los ‘intereses’ de los contactos.

 

Inicialmente Facebook (En su concepto de perfiles, 2004) tuvo como usuario a centenares de jóvenes universitarios norteamericanos para establecer nueva forma de relacionarse o crear comunidades, como las hermandades universitarias. Luego fue ‘invadido’ por los adolescentes y jóvenes en general para recrear una nueva personalidad ‘digital’ y relación virtual.

 

Es partir de esta ‘reconfiguración digital’ de la personalidad que los adolescentes y jóvenes, dependiendo del estado emocional y si no tiene contactos en el 'chat', se animan a escribir –en algunos casos confesar– en el muro y comentar las publicaciones (relaciones, comentarios, imágenes, música, etc.), publicar y ver fotografías, actualizar su “estado de vigencia” con un ‘Me gusta’, ver videos, buscar información, sumarse a grupos, compartir enlaces, etc.

 

El muro de las lamentaciones

Y si tienen contactos en el ‘chat’, establecer una interacción a través de códigos y ‘emoticons’ juveniles que generalmente denotan una necesidad afectiva, necesidad de socializar y ser aceptados entre los demás, que puede terminar en una depresión. Ello se manifiesta en el ‘muro de las lamentaciones’ con expresiones relacionadas a la ruptura de relaciones sentimentales, decepciones, la soledad, las agresiones, etc. Preocupante. Sí. Más aún cuando no aceptan como contactos a los padres y/o familiares con la intención de ocultar sus sentimientos, emociones y negar su percepción del mundo externo.

 

Esta naturaleza camaleónica de la red social para construir una falsa identidad es usada por los delincuentes para engañar y ‘seducir’ a las adolescentes y comprometerlos a realizar acciones que afectan su dignidad e integridad personal.

 

Vínculo intelectual

Pero también tenemos –afortunadamente– adolescentes y jóvenes que hacen uso de la plataforma y sus recursos para interactuar (Opinar, debatir, aportar, ejercer ciudadanía, etc.) con información productiva que nos brindan elementos de juicio para el análisis integral de un fenómeno, que nos invitan a reflexionar y a través del cual contribuyen al crecimiento personal, profesional y espiritual, y en consecuencia al bienestar social y organizacional. Pocos, pero son.

 

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