Teatro y comunicación

 

Por Cynthya Ayala Aybar

Boletín Communicare Año 01/No. 03

 

La comunicación como proceso social tiene múltiples enfoques y su valor puede ser perfectamente aplicado en las diversas actividades, estrategias, programas y proyectos de desarrollo humano, tomando en cuenta los aportes teóricos de la comunicación humana y estudios de impacto.

 

Estrategia educativa: El teatro

Uno de esas actividades es el teatro en sus diversas formas. Una rama del arte escénico relacionada con la actuación, que nos permite representar historias (Problemas sociales, propuestas y soluciones) frente a una audiencia (Niños, adolescentes y jóvenes), en el patio de un ‘cole’ o en una calle transitada, usando una combinación de discursos, gestos, escenografía, música, sonido y espectáculo.

 

Es decir, una estrategia educativa divertida para promover la participación de los niños, niñas y adolescentes en temas de medio ambiente, trabajo infantil, bullying. etc.

 

La comunicación y el teatro

En la breve y general definición del teatro podemos identificar los elementos básicos de la comunicación que también forman parte del teatro. Por ejemplo, el modelo básico de la comunicación teatral cuenta con un emisor que emite un mensaje codificado a través de un canal para que un receptor lo decodifique.

 

Al igual que el emisor del proceso de la comunicación, el emisor teatral es múltiple y se puede estudiar desde dos perspectivas.

 

La primera sería viendo el binomio actor-personaje (Estudiante-personaje), y segundo, los responsables (Institución pública privada y estudiantes en el marco de una campaña) del montaje de la obra teatral; mientras que el receptor es un auditorio heterogéneo conformado por los demás estudiantes, profesores, padres de familia, etc.

 

El código teatral estaría representado por las diversas expresiones y manifestaciones (Por ejemplo, ‘cole’, ‘quino’, actitudes y comportamientos, uso del peinado o corte de pelo, color de ropa, etc.) que usan los niños, niñas y adolescentes (Público objetivo), establecidas y definidas en su interacción diaria.

 

El canal en la comunicación teatral correspondería a los cinco sentidos, el auditivo, visual, gustativo, táctil y olfativo. De ahí, la necesidad de la música, el sonido, el silencio, etc.; el uso de colores fuertes; la interacción con la audiencia, etc.

 

El espacio también es variado. Desde el uso del patio de un ‘cole’ durante la formación o el recreo, la plaza, el parque, las calles, etc., podemos complementar el espacio para el desarrollo de la acción dramática. De esta manera, logramos hacer partícipes al público y ejercer su ciudadanía en la identificación de un problema social, propuesta y resolución de la misma.

 

Responsables de la "construcción del conocimiento"

Sin embargo, la experiencia directa e indirecta nos ha demostrado del fracaso de estas estrategias mal utilizadas. Específicamente en el logro de los objetivos. Por ejemplo, si el objetivo para la puesta en escena de una obra teatral educativa es “Sensibilizar a los niños, adolescentes y jóvenes sobre la importancia de la Convivencia escolar”, entonces debemos prestar mayor atención en la elección de nuestros actores-personaje y conocer a nuestros receptores. Según Barlund (1970), citado por Fran Nuñez Alonso (La Ratonera, 2007) ambos son los responsables de la “construcción del significado”, por lo tanto, de interpretar y comunicar idóneamente su papel e interpretar los mensajes, respectivamente.

 

El aporte del campo de la comunicación

Asimismo, reconoce que la comprensión del proceso de la comunicación y el teatro se debe al aporte importante del conocimiento del campo de la Comunicación, que nos muestra que en la comunicación teatral tiene que existir un proceso activo de comprensión entre emisores y receptores; es decir, “Para que la comunicación sea efectiva tiene que haber, en parte, un significado compartido”.

 

Igualmente, debemos tener cuidado con un cuarto elemento, la retroalimentación. Tanto los actores para una ‘medir’ en cuestión de segundos la percepción de su público, así como de los responsables del montaje de la obra teatral para corregir inmediatamente o tomar en cuenta en próximas intervenciones. Estar atentos a las expresiones o numerosos gestos que manifiestan nuestra audiencia para una oportuna intervención de parte de los actores u organizadores de la actividad teatral.

 

Como refiere Nuñez, tomando en cuenta el modelo de la comunicación teatral, “en este modelo el espectador sí entra en comunicación con el actor desde el instante en que decide ir al teatro”. Para nuestro caso, desde el momento en que nosotros decidimos llevar el teatro a los espacios públicos y hacemos partícipes a nuestra audiencia.

 

Contenido > Boletín Communicare Año 01 / Nro. 03 (Julio - Setiembre, 2013)