La comunicación en la familia

 

César Mariano Beltrán Gutiérrez

Boletín Communicare Año 01/No. 01

 

La comunicación como proceso de diálogo es esencial y vital en todos los espacios donde se relacionan las personas. Uno de estos espacios es la familia.

 

Procurar el bienestar, el desarrollo y la felicidad para cada uno de los miembros de la familia implica asumir con responsabilidad y entusiasmo el papel que nos ha tocado desempeñar en la familia, sea como papá, mamá, hijo, hija, hermano, hermana, etc. Esta responsabilidad se asume a través de la comunicación.

 

Inicialmente se concebía a la comunicación –de masas- como la transmisión de mensajes, concepción que desconoce a la persona como sujeto de diálogo. En la actualidad, la comunicación –humana- es concebida como proceso de diálogo, donde se reconoce a la persona como sujeto de diálogo en el marco del respeto.

 

Enfrentar los cambios vertiginosos en la sociedad y los conflictos personales en la vida actual no es una tarea fácil para la familia. Ello amerita establecer una comunicación permanente, es decir, crear un clima de confianza, escuchar con atención e interés, apertura y respeto con los hijos.

 

Una comunicación que nos ayude a compartir de manera afectiva nuestros pensamientos y sentimientos con cada uno de los miembros de la familia; una comunicación que no se limite a las palabras, sino que se exprese a través de la mirada, el gesto, la actitud, la sonrisa, el abrazo, estrechar la mano, un beso en la frente, en la mejilla o en la boca, etc.

 

La comunicación en la familia es importante porque nos permite compartir información, expresar pensamientos, sentimientos y experiencias, y fortalecer los vínculos de unidad en la familia. Cuando ésta se desarrolla en forma constructiva, constituye un medio para fortalecer las relaciones positivas, facilitar la comprensión y la cooperación para enfrentar los conflictos y resolver los problemas.

 

Para ello debe considerarse algunos aspectos que facilitarán el diálogo en la familia:

 

- Valorar a cada uno de los miembros de la familia.

- Definir con claridad “qué es lo que se quiere decir” para evitar confusiones.

- Determinar en el marco del respeto “a quién y cómo decirlo”.

- Evaluar el momento y el estado emocional para decidir “cuándo decirlo”.

- Aprender a escuchar.

- Ser tolerante y comprensivo.

- Demostrar empatía.

- Controlar el tono de voz.

- Promover la unidad familiar, y

- Otros aspectos que faciliten establecer una comunicación saludable. 

 

 

Contenido > Boletín Communicare Año 01 / Nro. 01 (Enero - Marzo, 2013)